-Y comprender que ella, sólo ella, era su verdadero espectáculo. ¿Y ahora? No le queda sino salir de una sala vacía. ¿Qué será del espectáculo de mi vida? No tiene tiempo de seguir pensando.
-Pasan los minutos. Pasan las horas. Pasa algún día. Ha leído de todo. Ha hecho de todo. Pero resulta muy difícil escapar al propio silencio. Lo dijo hasta un sabio japonés: puedes escapar al ruido del río y de las hojas al viento, pero el verdadero ruido está dentro de ti.
-En la vida no se puede tener todo, sin embargo, es necesario aspirar a ello, porque la felicidad no es una meta sino un estilo de vida.
-Cuando una historia termina, el dolor, normalmente, es proporcional a la belleza del amor vivido. Y entonces, llegan puntuales, a traición, los recuerdos.
-Plaf. Todo se ha ido a la mierda. Sólo una frase: No tengo un motivo válido para estar contigo... Dolor, eso es, por su culpa, por querer estar al lado del contable de los sentimientos, el contable del amor, el hábil comerciante que logra hacerle ahorrar una sonrisa. Qué tristeza... ¿Era así el hombre que yo amaba?
-Cuando tienes éxito los amigos te parecen muchos. En cambio cuando fracasas, si te queda un amigo también es mucho.
-Noche. Noche encantada. Noche dolorosa. Noche insensata, mágica y loca. Y luego más noche. Noche que parece no acabar nunca. Noche que, sin embargo, a veces pasa demasiado rápido.
-A veces el pasado hace que las almohadas resulten incómodas.
Por: Federico Moccia en su libro Perdona si te llamo amor.
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